sábado, 18 de junio de 2011

Tal vez nunca me case

Era de noche, mi casa se trasformaba en fiesta y los invitados era gente bastante conocida. También estaba él y me quería mucho.
Yo hacia un autoretrato, me dibujaba durmiendo, la cama era de hierro y las paredes de lluvia. “¡claro que sos vos! Estás igualita... los rulos!”. No se me veía la cara.
Empezaba a caminar por unos escalones arbolados, entraba a un taller antiguo. El taller daba a un patio y tenía muchas herramientas, una mesa grande, mugre de trabajo y un viejito con delantal, pero a mi me atendía una empleada joven. Buscaba dos anillos para casarme. Quería que sean originales y diferentes uno de otro. Esos tenían piedras muy lindas y eran enormes.
Me iba del taller sin comprar nada.


viernes, 11 de junio de 2010

TODOS IGUALES BAJO LA LUNA

Si todos en el mundo compartimos una misma Luna ¿por qué no podemos compartir un mismo suelo?
Es tan básico como respirar.
Pero este cambio hay que realizarlo de raíz: ¿cuándo empezaremos a hablar de culturas y no de razas?. Culturas que no son peores que otras, si no diferentes, y en la diversidad tenemos que vivir todos contentos, sabiendo que alrededor hay tantos hermanos como pueblos.
Aprender de los otros, construir con lo bueno una mejor sociedad, conocer las costumbres y nutrirnos de todas para enriquecer el espíritu.
Si todos aceptamos a la luna de diferentes maneras: ¿por qué no podemos aceptar otras culturas y convivir con ellas?
Hace 517 años los reyes, el ejército y los mercantilistas europeos, arrasaron con un continente e impusieron una nueva cultura por el solo hecho de tener diferentes tradiciones, tradiciones basadas en otros tipos de desarrollos o en diferentes creencias religiosas. Acá encontraron oro, mujeres, tierras y esclavos. Su codicia y ostentación pedía siempre más: del desprecio pasaron al robo, del robo a la esclavitud y, finalmente, a la muerte sin ningún sentido. Así se comportó la oligarquía europea de la época.
Pero esta descripción no nos suena muy lejana dentro de la historia y hoy existe otra potencia que con diferentes armas destruyen a su paso lo que a ellos les parece que está mal. Lo que es aún más triste es que en Latinoamérica existan otros poderes que colaboren con las grandes potencias en la autodestrucción de sus pueblos.
La esclavitud, las riquezas mal repartidas, la información mal comunicada y el sistema que boicotea a las voces minoritarias, al trabajo saludable y a la educación gratuita son algunas de las nuevas armas de los llamados “poderosos”.
Y si la Luna es la misma para todos ¿por qué hay personas que duermen en camas de oro y personas que no tienen donde dormir?
Existen comunidades de pueblos originarios que son mas dueños de tierras que cualquier ricachón que las compre, pero estas comunidades siguen en lucha después de mas de 500 años porque no son todavía reconocidas frente a la sociedad.
Todas estas circunstancias, que no cambian luego de cinco siglos, son las que no cierran las venas abiertas de América Latina.
Destacamos a pueblos como Bolivia que lucha por su libertad y hoy en día tienen, por vez primera, a un presidente perteneciente a un movimiento indígena; creemos en la incorporación de los pueblos originarios en la nueva Ley audiovisual Argentina; apoyamos, de la misma manera, el acercamiento de los ideales entre los países latinoamericanos que se gesta hoy en día y pedimos el cambio de nombres de calles y monumentos de genocidas como fue el presidente Rocca. Esperanzados, creemos que estas causas son una buena forma de seguir en lucha, por la libertad frente al manejo de nuevas y viejas potencias mundiales y por la reivindicación de los orígenes americanos.


EDITORIAL DE RADIO ANDANTE PARA EL 12 DE OCTUBRE
POR FLORENCIA SOTO

sábado, 20 de marzo de 2010

Me muero

Me muero no se cómo me muero

Muero de amor
Muero de calor
Muero de tanto extrañar
Muero de sueño
Muero de ganas
Muero de nervios

Cuantas cosas me matan
Cuantas pequeñeces me atormentan
Y me matan de a poco

Pero no estoy lista para morir

Por eso
Te Sigo amando
Respiro tu frescura
Te voy a ver
Me duermo encima de tu pecho
Te doy un beso en la boca
Te abrazo fuerte

Y así se como vivir

viernes, 5 de febrero de 2010

Por un instante

Por un instante las ganas de volar se me impregnaron en la piel.
Me puse las zapatillas y subí a la terraza.
Por un instante pensé en detenerme pero seguí.
Calculé la cantidad de edificios para no chocarme.
Todo se veía tan azul, tan libre que mis ganas se convirtieron en necesidad.
Estaba muy contenta de mi nueva necesidad que reí fuerte y por un instante me pareció ver a mis ancianos vecinos asomarse.
Nada de eso me importaba, me trepé a la pared (en las terrazas las paredes terminan antes de tocar el cielo) y por un instante perdí el equilibrio pero lo volví a encontrar.
Alegremente decidí cumplir el deseo y necesidad de mi piel y me eché a volar.
La boca de mi estómago vibraba, casi me dolía pero yo sonreía.
Era tan libre, tan yo, sin prejuicios a mi alrededor.
Pero por un instante sonó el teléfono y con mi risa galopante abrí los ojos.

jueves, 4 de febrero de 2010

Dulce verano

En el patio sentada sobre el cemento viejo, siento en el aire espeso ese verano cauteloso que se asoma con expectativas de calor y humedad.
Me levanto, voy a la cocina, prendo la tele, abro la heladera y mi aburrimiento se hunde en las horas ancladas en el reloj rojo de la pared.
Duermo y sueño espacios inconexos, seres que no entiendo porqué aparecen y me sobresalto con la lluvia pegando en el techo de chapa.
Busco en mi velador un consuelo, una respuesta y lo enciendo para asegurarme que todo está en su lugar: el ropero, las paredes, las puertas, la cama, el escritorio, el ventilador. Nunca me falla esa observación y puedo dormir tranquila otra vez.
Despierto sin entender bien dónde estoy, qué fecha es y si es de noche o de día, aunque todo mi instinto me arrastra al baño.

Siento que es tarde y que el calor es más pesado que el de ayer, el café con leche lo confirma sorbo tras sorbo.
Pero mi aliento destapa esa mágica y feliz espera, no me resigno y espero porque se que falta menos para que llegue el invierno…

Histeria

Que permanente es la atracción en los dos, que sutil y fugaz.
Esta histeria consensuada con el único motivo de mantener una atracción fenomenal y carente de tiempos.
Qué básicos.
Esos besos ficticios, esas risas colmadas de tiempo en espera, esas palabras tan intencionales, esas miradas tan chocadas.
Mi histeria, tu histeria, acá todo se iguala.
Me buscás, me encotrás, me escondo, te busco ¿te quedás?
Me animo a decir que no existen códigos, nada que limite esta ficción en la cual somos protagonistas, ficción al cabo porque tenemos roles de actores pero humanizados. Esos roles ya conocidos entre dos amigos, entre dos vecinos, entre dos seres que se gritan sin mover un pelo.
Y si llegara al limite este juego ¿quién se animará a ser la primer mano?
Que básicos… esta histeria consensuada.

martes, 2 de febrero de 2010